Caída del precio del crudo, Arabia Saudita y una lección de economía.

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La OPEP, la Organización de Países Exportadores de Petróleo, es el ejemplo de cualquier libro de texto de economía sobre como funciona un “cartel”.

La OPEP produce “solo” un tercio del petróleo pero explica buena parte del comercio mundial de crudo. Los miembros de la OPEP no son necesariamente los mayores productores de petróleo, son los países a quienes mas petróleo les sobra. Sin el aporte de los miembros de la OPEP no podría cubrirse la demanda mundial de crudo. Ahí esta su fortaleza.

El supuesto básico para que una empresa o un grupo de ellas actuando de manera conjunta sean el “líder” de un mercado, es que sólo ella o ellas puedan terminar abasteciendo al mercado. Sin ellas habría exceso de demanda, es decir, desabastecimiento.

 

Todas las legislaciones en materia de Defensa de la Competencia prohíben la manera en que se conduce la OPEP. Si un grupo de empresas quisiera hacer lo que hacen los países de la OPEP, la autoridad local actuaría obligando a las empresas a separarse, vender activos o cualquier otra medida que les quite poder de mercado.

¿Por qué subsiste la OPEP, si sus prácticas están prohibidas? Porque no existe una ley de Defensa de la Competencia «supra nacional». Los países pueden aplicar las leyes dentro de su territorio, o en el caso del Mercado Común Europeo a todos sus miembros, pero no pueden ir mas allá. Sólo para citar un ejemplo, Estados Unidos no le puede aplicar un principio de Defensa de la Competencia a Irán.

¿Cuál es la “sugerencia” de la teoría en estos casos? La OPEP debe observar en cada período el nivel de la demanda total del mercado y de la oferta de los países «no OPEP». El saldo determina el máximo a producir por el «cartel de países». Si los miembros de la OPEP producen mucho hacen caer el precio. Si producen apenas para cubrir la demanda remanente sostienen el precio y si restringen un poco mas la oferta lo hacen subir. Ya sabemos lo que pasó en la década del 70 cuando debutó la OPEP con esta operatoria. Si revisamos los comunicados de cada reunión de la OPEP su estructura responde a lo antedicho.

Todo lo analizado demostró ser válido en condiciones «normales». Pero ¿Qué hacer en la actual coyuntura?. La OPEP no promovió la caída de los precios actuales. El puntapié inicial lo dio el fortalecimiento del dólar frente al resto de las monedas. El cuadro lo completa una demanda muy tranquila frente a una oferta «no OPEP» en permanente crecimiento.

¿Qué hacer frente a esto? Podríamos recorrer dos caminos. Uno sería la «opción Venezolana»: reducir oferta para intentar que en el corto plazo aumenten los precios. Otra sería la «opción Saudita»: mantener la producción, descontar todo lo necesario el precio para no perder mercado y que salga de mercado aquella producción con mayores costos o productores «marginales».

 

¿Qué opción sugiere la teoría? Definitivamente la opción Saudita. Si la OPEP siguiera los deseos de Venezuela, le estaría haciendo un gran favor a los productores marginales «no OPEP». Si los países de la OPEP reducen producción para sostener los precios otros productores podrían tomar su lugar. La OPEP estaría «financiando» el crecimiento de competidores. Una cosa es reducir oferta cuando el resto de los países no pueden hacer nada y otra es hacerlo ahora, con una demanda tranquila y oferta «no OPEP» disponible. Venezuela actúa pensando en su coyuntura interna. Necesita un precio alto para sostener los gastos del Estado Venezolano. En cambio otros países tienen fondos anticíclicos o simplemente pueden soportar tener menos renta petrolera por un tiempo.

La reacción de Arabia Saudita, seguida por otros países de la OPEP, es la del «libro de texto». Si la demanda esta tranquila y aparece nueva oferta, el «cartel» debe defender su cuota de mercado desplazando a los menos eficientes. Si con su conducta «sostiene» a los productores marginales, la propia OPEP estaría socavando la fuente de su poder.

Claro que habrá que ver como se desarrollan los acontecimientos para ir viendo como se acomoda el mercado. Rara vez los mercados copian exactamente las recomendaciones del «pizarrón», menos en mercados donde la geopolítica juega su papel.

La reacción mayoritaria de los países de la OPEP también nos deja otra enseñanza: no hace falta estar de acuerdo con las reglas de un mercado capitalista para entender su funcionamiento y actuar en consecuencia. Si hay países que enfrentan la lógica capitalista son justamente muchos de los países de la OPEP. Una cosa es no estar de acuerdo con el funcionamiento del mundo y otra muy distinta es asumir que el mundo funciona como uno quiere. De momento los países árabes juegan con la reglas de un mundo con el que no necesariamente están de acuerdo, pero aceptan la lógica de su funcionamiento en provecho propio. Teléfono para Cristina Fernandez de Kirchner.

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